Renovación de la consagración personal y de España al Sagrado Corazón de Jesús. Día 14 (12-06-2019)
#ConsagracionSagradoCorazon #ConsagracionEspaña #SagradoCorazon
DÉCIMO CUARTO DÍA DE PREPARACIÓN A LA
RENOVACIÓN DE LA CONSAGRACIÓN PERSONAL
Y DE ESPAÑA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Día 12 de junio: Jesús nos muestra su corazón
manso y humilde
Para poder vivir el espíritu de confianza filial,
gratitud y alabanza, del que hablábamos ayer, es
necesario acoger el consejo de Cristo: aprended de
mí, que soy manso y humilde de corazón y
encontraréis vuestro descanso (Mt 11,29).
Mansedumbre no es solamente renunciar al uso de
la fuerza, sino la actitud de corazón que modera la
ira en nuestro interior, de tal manera que aceptamos
las circunstancias de la vida como son. Cristo, al
mirar los acontecimientos de la vida desde el amor y
la sabiduría del Padre, vive en gratitud y alabanza,
aceptando de corazón que todas las circunstancias
de la vida son en realidad un regalo y un don.
Esto es imposible sin humidad. Cristo lleva a
plenitud aquella actitud que Dios enseñó a Job.
Después de sufrir inmensas calamidades, Job llegó a
quejarse. Dios mismo le pregunta: ¿has entrado por
las fuentes del mar o paseado por la hondura del
océano? ¿te han enseñado las puertas de la muerte
o has visto los portales de las sombras? ¿has
examinado la anchura de la tierra? Cuéntamelo si lo
sabes todo… (Job 38,16-18) Al terminar aquel
interrogatorio, Job solo pudo responder: Me siento
pequeño, ¿qué replicaré? Me taparé la boca con la
mano. Hablé una vez, no insistiré; dos veces, nada
añadiré (Job 40,4-5).
El que se aferra a su visión de las cosas, el que se
atreve a juzgar los designios de Dios por extraños
que parezcan, no puede tener paz ni descanso, no
puede vivir en la gratitud y en la alabanza.
Sin embargo, el que confiesa humildemente la
verdad, la bondad y la grandeza de Dios, vivirá
fácilmente en la alegría y alabanza, porque será
capaz de experimentar sus cuidados providentes. Así
lo expresó finalmente Job: te conocía solo de oídas,
pero ahora te han visto mis ojos (Job 42, 5). De ahí
la importancia de acudir al Corazón de Jesús como
escuela permanente de humildad. Un hijo lo recibe
todo de su padre. Su limitación y dependencia no es
un sufrimiento, sino la ocasión gozosa de sentirse
siempre cuidado por el padre. Cristo, el Hijo, nos
enseña a vivir en la gratitud filial de sentirse cuidado,
amado continuamente por el Padre. Vive en la
alegría de saberse colmado de los dones del Padre,
de quien recibe todo. Y en él descansa su corazón.
Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu, mi
alma, mi ser, mis inquietudes, mis fracasos, mis
frustraciones, mis miedos, mis ilusiones, mis deseos, mis
esperanzas, mis sueños, mis temores… en definitiva,
todo lo que hay en mí, yo lo confío a tu inmensa
bondad. Sé que no hay nadie más bueno ni más
poderoso que Tú, y por eso mi alma descansa en
paz, confiada en tu amor infinito que cuida de mí, me
protege, y busca por encima de todo mi felicidad.
Bendito Padre, te alabaré por siempre con todo mi
ser, y nada ni nadie logrará jamás que mi lengua te
maldiga.
Padre Nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén.
#ConsagracionSagradoCorazon #ConsagracionEspaña #SagradoCorazon
DÉCIMO CUARTO DÍA DE PREPARACIÓN A LA
RENOVACIÓN DE LA CONSAGRACIÓN PERSONAL
Y DE ESPAÑA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Día 12 de junio: Jesús nos muestra su corazón
manso y humilde
Para poder vivir el espíritu de confianza filial,
gratitud y alabanza, del que hablábamos ayer, es
necesario acoger el consejo de Cristo: aprended de
mí, que soy manso y humilde de corazón y
encontraréis vuestro descanso (Mt 11,29).
Mansedumbre no es solamente renunciar al uso de
la fuerza, sino la actitud de corazón que modera la
ira en nuestro interior, de tal manera que aceptamos
las circunstancias de la vida como son. Cristo, al
mirar los acontecimientos de la vida desde el amor y
la sabiduría del Padre, vive en gratitud y alabanza,
aceptando de corazón que todas las circunstancias
de la vida son en realidad un regalo y un don.
Esto es imposible sin humidad. Cristo lleva a
plenitud aquella actitud que Dios enseñó a Job.
Después de sufrir inmensas calamidades, Job llegó a
quejarse. Dios mismo le pregunta: ¿has entrado por
las fuentes del mar o paseado por la hondura del
océano? ¿te han enseñado las puertas de la muerte
o has visto los portales de las sombras? ¿has
examinado la anchura de la tierra? Cuéntamelo si lo
sabes todo… (Job 38,16-18) Al terminar aquel
interrogatorio, Job solo pudo responder: Me siento
pequeño, ¿qué replicaré? Me taparé la boca con la
mano. Hablé una vez, no insistiré; dos veces, nada
añadiré (Job 40,4-5).
El que se aferra a su visión de las cosas, el que se
atreve a juzgar los designios de Dios por extraños
que parezcan, no puede tener paz ni descanso, no
puede vivir en la gratitud y en la alabanza.
Sin embargo, el que confiesa humildemente la
verdad, la bondad y la grandeza de Dios, vivirá
fácilmente en la alegría y alabanza, porque será
capaz de experimentar sus cuidados providentes. Así
lo expresó finalmente Job: te conocía solo de oídas,
pero ahora te han visto mis ojos (Job 42, 5). De ahí
la importancia de acudir al Corazón de Jesús como
escuela permanente de humildad. Un hijo lo recibe
todo de su padre. Su limitación y dependencia no es
un sufrimiento, sino la ocasión gozosa de sentirse
siempre cuidado por el padre. Cristo, el Hijo, nos
enseña a vivir en la gratitud filial de sentirse cuidado,
amado continuamente por el Padre. Vive en la
alegría de saberse colmado de los dones del Padre,
de quien recibe todo. Y en él descansa su corazón.
Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu, mi
alma, mi ser, mis inquietudes, mis fracasos, mis
frustraciones, mis miedos, mis ilusiones, mis deseos, mis
esperanzas, mis sueños, mis temores… en definitiva,
todo lo que hay en mí, yo lo confío a tu inmensa
bondad. Sé que no hay nadie más bueno ni más
poderoso que Tú, y por eso mi alma descansa en
paz, confiada en tu amor infinito que cuida de mí, me
protege, y busca por encima de todo mi felicidad.
Bendito Padre, te alabaré por siempre con todo mi
ser, y nada ni nadie logrará jamás que mi lengua te
maldiga.
Padre Nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén.
Renovación de la consagración personal y de España al Sagrado Corazón de Jesús. Día 14 (12-06-2019) medjugorje church | |
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Non-profits & Activism Creative Commons Attribution licence (reuse allowed) | Upload TimePublished on 11 Jun 2019 |
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